Marta
llevaba unos días notando a Mario preocupado, esperó el tiempo oportuno para
que él decidiera contarle a ella lo que pasaba por su cabeza, sus pensamientos
estaban dispersos. Decidió coger la
iniciativa ya que sentía que su amigo la necesitaba.
– ¿Qué te pasa Mario? últimamente estás distraído y triste.
– Bueno… no se muy bien como decirte esto Marta. Yo agradezco
mucho tus consejos y todo lo que me has explicado pero nunca podré aprender un
deporte por mucho que me esfuerce, ya no soy un crío.
– ¿Por qué dices todo esto?
– Mis padres me dijeron que ya era muy mayor para poder
aprender un deporte Marta, me explicaron que esas cosas se inculcan desde niño
y que ahora era tarde.
Marta respiró tranquila al ver que la preocupación de su pupilo tenía una explicación científica. Le gustó sentir que podía demostrarle a Mario que el aprendizaje no tiene edad, por ello lanzó la siguiente pregunta. – ¿Y tú que opinas sobre esto Mario?
Marta respiró tranquila al ver que la preocupación de su pupilo tenía una explicación científica. Le gustó sentir que podía demostrarle a Mario que el aprendizaje no tiene edad, por ello lanzó la siguiente pregunta. – ¿Y tú que opinas sobre esto Mario?
– Yo creo que no iba mal, tenia mis objetivos y sobre todo los
iba cumpliendo, estaba aprendiendo rápido.
– ¿Has escuchado hablar alguna vez de la
plasticidad cerebral Mario?
– No, nunca.
– Hace unos años los científicos descubrieron que nuestro
cerebro es plástico, que se moldea según los aprendizajes y experiencias a
las que nos exponemos Mario.
– ¿Y que tiene que ver esto conmigo?
– La plasticidad cerebral es la capacidad que tienen nuestras
neuronas de crear nuevas conexiones y de reforzar las ya existentes. El cerebro
Mario se adapta a nuestras necesidades. ¿Me sigues?
– Creo que si, pero, ¿Cómo?
– La
plasticidad cerebral se desarrolla con desafíos, con nuevas experiencias, con
nuevos hábitos, como leer una novela, ir al cine, viajar, conocer a gente nueva,
hacer deporte… Es decir, exponerte a experiencias nuevas provoca cambios en tu
cerebro.
– ¿A que edad ocurre todo esto?
– Los expertos creían que esto sólo ocurría a temprana edad
pero a día de hoy podemos afirmar que la plasticidad cerebral no tiene edad. Te
pondré un ejemplo. Hay un estudio reciente sobre plasticidad cerebral en el que
se seleccionaron a personas de entre 57 y 62 años, a estos sujetos se les
pidió que aprendieran malabarismos. Después de 3 meses de práctica comprobaron
que las zonas del cerebro relacionadas con el aprendizaje motriz habían
evolucionado.
– ¡No me lo puedo creer! Entonces mi cerebro también cambió
estas últimas semanas Marta…
– Por supuesto Mario, es más a los sujetos de los que te
hablaba se les interrumpió su entrenamiento de malabarismos por otros 3 meses y
los investigadores volvieron a comprobar que las mismas regiones del cerebro presentaban un deterioro.
– ¡Qué pasada Marta! Por lo que estoy entendiendo siempre
que quiera aprender algo nuevo, mi cerebro me ayudará y se adaptará a los
cambios.
– Exacto, no tenemos verdaderos límites Mario.
– Sólo tengo una duda, ¿Por qué relacionas la plasticidad con el aprendizaje
Marta?
– Todavía están investigando mucho sobre las zonas del
cerebro que tienen esta capacidad plástica, pero de lo poco que sabemos es que
una de las zonas en donde se produce este fenómeno es en el hipocampo, zona que a
su vez es encargada de la gestión del aprendizaje.
– Toda esta información me está motivando muchísimo.
– Me
alegro pequeño curioso, lo que necesito que entiendas es que al
igual que nuestros músculos podemos moldear nuestro cerebro con nuestras
experiencias y aprendizajes a lo largo de toda la vida, por ello no te pongas límites.
Grazas unha vez máis! Incrible o positivismo e a enerxía que transmites con cada entrada.
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