Mario
tenía una curiosidad, sus pensamientos se propagaban a pasos agigantados, tenía que preguntarle algo a Marta. Cogió aliento y habló sin pensarlo más.
–¿Existe algún tipo de diferencia entre el cerebro de los
hombres y el de las mujeres?
Marta se mostró sorprendida. –Esta es una pregunta un tanto
ambigua Mario, es algo de lo cual se habla mucho y los neurocientíficos están
obcecados en mostrar datos que muestren alguna evidencia.
– Por lo tanto la respuesta sería… Volvió a insistir Mario con
curiosidad.
– La respuesta sería si pero no, pequeño curioso. ¿Tú que
opinas sobre el tema? Preguntó ella.
– Quizás antes de conocerte pensaría que sí que existen
diferencias pero después de todo lo aprendido contigo opino que no.
– ¿Y que te ha llevado a cambiar de opinión?
– Ahora siento que las personas no tenemos
límites y que con esfuerzo y perseverancia podemos avanzar mucho en nuestros
objetivos, me has explicado muchas veces que todos podemos moldear nuestro cerebro y de
hecho lo hacemos con nuestras experiencias y aprendizajes.
– Correcto Mario, es increíble como absorbes lo que escuchas,
eres como un libro vacío que se va llenando con cada conversación que
mantenemos. Sabes que la ciencia avanza rápido y que sobre todo la neurociencia
está en auténtica expansión.
– Por lo tanto… Interrumpió él dejando claro que quería saber
la respuesta.
– Por lo tanto lo que te cuente hoy puede ser renovado y
mejorado mañana. Mario, las personas somos únicas, nuestra personalidad es
única si queremos que así sea, nuestra esencia también lo es pero sin duda
nuestro cerebro es singular. ¡El es un mosaico!
– Eso me encanta Marta, un mosaico que vamos construyendo con
pequeñas piezas llamadas aprendizajes.
– Correcto Mario.
– Entones la respuesta es claramente un no. Argumentó Mario.
– La respuesta continua siendo si pero no pequeño.
Marta se detuvo
antes de comenzar una explicación delicada, ella no
encontraba diferencias entre mujeres y hombres, ella sabía que no podía
influenciar los pensamientos de aquel joven sin embargo tenía que darle cierta
información. Si
los científicos analizaran tu cerebro y el mío Mario, anatómicamente no encontrarían
ninguna diferencia.
– Es decir, nuestra forma es igual.
– Nuestra forma es distinta pero debido a ese
mosaico, no debido a nuestro sexo. ¿Me entiendes?
– Si. ¿Entonces?
– Entonces hay ciertos factores que si nos diferencian. Por lo
tanto si tuviéramos que hablar de diferencias que no son desventajas
hablaríamos desde un punto de vista biológico.
– Uff! Que lío Marta, ahora entiendo que dijeras si pero no.
Marta
sonrió satisfecha. – Tranquilo es más fácil de lo que piensas. Una de las diferencias entre nuestros cerebros son las hormonas sexuales
que se encuentran en él desde el periodo de
gestación. Estas hormonas condicionan la organización del propio cerebro haciendo que tengamos comportamientos distintos. Esto quiere decir que yo no logre tener tus comportamiento ni que tú no logres
desarrollar los míos. ¿Entendido?
– Más o menos Marta, ¿Puedes ponerme un ejemplo?
– Claro, las hormonas masculinas, por ejemplo, ayudan a desarrollar
capacidades de orientación mientras que las hormonas femeninas ayudan a
desarrollar capacidades relacionadas con la empatía.
– Que curioso Marta. ¿Qué más?
– Existen también diferencias en las conexiones neuronales en el cerebro de los hombres y el de las mujeres. Así por ejemplo, de
forma innata tu cerebro tiene conexiones más fuertes entre la parte delantera y
las parte trasera, es decir las conexión entre lo que ves con lo que haces.
– ¿Y las mujeres Marta?
– Las mujeres tienen de forma innata conexiones más fuertes
entre el hemisferio derecho e izquierdo, lo que les permite tener una mayor capacidad de atención. Pero esto es sólo la base de nuestra esencia Mario. ¿Lo entiendes?
– Claro, entiendo que hay excepciones, entiendo que todo se
aprende y que algunas cosas se pierden si no las practicas y entiendo también que todo sigue
dependiendo de nosotros y de nuestra curiosidad.
Marta estaba orgullosa de Mario, no dejaba de sorprenderla.
Marta estaba orgullosa de Mario, no dejaba de sorprenderla.
Por fin! Por que non ensinan neurociencia nas escolas? Grazas outra vez. E máis, por favor.
ResponderEliminarCon ganas de más!
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