martes, 19 de enero de 2016

El curioso caso del aprendizaje.

Esa noche Mario no lograba dormir, tendido en su cama pensaba en todo lo que había aprendido con Marta, pero sobre todo pensaba en la manera tan especial en la que había memorizado aquellos conceptos tan nuevos. Deseaba dormirse para acudir a la biblioteca la tarde siguiente y preguntarle a Marta un sin fin de curiosidades. 
– Hola, interrumpió Mario la lectura de la joven.
– Ah! Hola, vuelves…
– Necesito seguir aprendiendo, contestó el joven. Necesito que me expliques como has logrado que memorizara todo el conocimiento sobre los hemisferios sin ni siquiera leerlo, jamás un profesor lo había logrado!
Marta sonrió satisfecha. –  Se llama emoción Mario.
– Como? Contestó el ahora pupilo.
La memoria, el aprendizaje y la emoción están relacionados.
Pero… que tiene que ver todo esto con el cerebro Marta?
Recuerdas que te comentaba ayer que nuestro cerebro se compone de piezas que se unen como un puzzle?
– Claro que lo recuerdo!!!
– Pues bien, una de las piezas cerebrales encargada de procesar nuestras emociones es la amígdala, esta pieza junto con otras forma nuestro sistema límbico. Has escuchado hablar de nuestro sistema límbico?
– Mmmnnn todavía no, contestó Mario un tanto excitado.
 Bien, el sistema límbico lo dejaremos para otro día. Como te decía, la amígdala es la encargada, entre otras cosas de nuestra gestión emocional pero también está involucrada en la memoria y en el aprendizaje. Por ello cuanto más emocionante sea aquello que aprendemos, más se activará nuestra amígdala y mejor memorizaremos la información.
 Quieres decir que aprenderé mejor si disfruto aprendiéndolo?
 Correcto Mario, seguramente que si te paras a recordar algún hecho pasado, descubrirás que tus mejores recuerdos son aquellos en los que la emoción estuvo presente.
 Mmmnnn… Emociones!!! Siempre creí sentir de forma distinta. Necesito saber más sobre ellas.

 Está bien pequeño curioso te contaré algo más sobre ellas…

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